Durante los últimos 10 años, en México se ha enquistado una cultura de la impunidad militar. Hasta hoy no han sido sancionados los responsables de violaciones graves a los derechos humanos. Contrariamente, el Estado mexicano se ha encargado de cubrir a las Fuerzas Armadas con una especie de amnistía. Por ello, hoy casos como el de Inés y Valentina, sigue abiertos en espera de que pueda haber justicia.